Y
tus besos,
CARAJO,
que
besos,
que
labios de adicción entre tu sonrisa,
entre
las mordidas que nunca disfruto
y
ahora hasta extraño,
ven
a morderme las mejillas,
ven
a morderme los labios,
no
beses la carne de otros
porque
puedes darte cuenta
de
que la mía también es solo carne
sin más magia que la que tu
inventas al tocarme
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